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Detrás de la Apariencia.

Pequeñas Reflexiones sobre el Arte y la Vida.

“La belleza rodea siempre con un brillo impalpable el rostro de lo verdadero y de lo bueno”.
H.U. von Balthasar


 Detener por un momento la marcha del vivir cotidiano, mirar a nuestro alrededor y contemplar lo que nos rodea, es hoy una necesidad.

Mirar, para ver de verdad, en lo profundo. No mirar la superficie.

Cuando tras la apariencia de lo cotidiano se puede leer la otra realidad, el arte se convierte en una forma de conocimiento.

El Arte es un instrumento para la contemplación. Es una herramienta para abordar la realidad, es una forma de conocer lo que nos rodea, de extraer los contenidos de las cosas, de saborear lo sustancioso que se esconde detrás de la apariencia.

Reparar en tanta armonía oculta tras la cortina de las formas, considerar cuantos misterios en el funcionamiento de la naturaleza son descubrimientos necesarios hoy.

Aunque en lo más profundo se piense que ya se conoce todo, es una sorpresa descubrir cuanto hay por conocer todavía: olores, sabores, sonidos, colores, vidas y rostros  desconocidos, sabiduría oculta tras la apariencia de las cosas.

Pero para ver todo esto, hacen falta unos ojos nuevos, que puedan ver de otra forma esas realidades cotidianas - ahora vemos en apariencia como a través de un cristal esmerilado-. Hace falta una mentalidad nueva que nos libre de toda necesidad de “dopping”: velocidad, ruido, excitantes, y otras tantas escapatorias del silencio.

La Pintura es un medio de expresar el mensaje de lo vivido a través de formas y colores, pero con sencillez; sin la parafernalia superficial, sin adornos.

La sencillez, que el hombre ha perdido, es un ingrediente necesario para la vida, como el acto de Contemplar. Ambos le devuelven al hombre la serenidad perdida, la paz interior que tanta falta nos hace hoy.

No hay otra forma de pintar que dejarse sorprender por los acontecimientos, los seres y las cosas.

Hacer silencio en medio de tanto bullicio, de tanto ruido, de tanta confusión, es el primer paso para pintar. Luego la contemplación, después la reflexión, y por último la plasmación de lo vivido: la ejecución del cuadro.


Juan Palomo Reina. Catálogo de la exposición “Detrás de la apariencia”. Madrid, 1998